Como coaches no podemos olvidar que el tamaño de nuestro mundo es aquel que le podemos entregar a nuestro cliente. Por ello es tan importante que dediquemos tiempo a abrir nuestro horizontes, a conocer otras filosofías y otras culturas, a conversar con personas que no piensan igual que nosotros y sobre todo, mantenernos abiertos y conscientes a otros contextos y culturas. Todo ello nos ayuda a cuestionar nuestros paradigmas y enriquece nuestra visión del mundo.
Oriente y Occidente
Las culturas varían entre personas, empresas y sociedades. Esas microculturas están insertadas dentro de una cultura mayor que nos envuelve dependiendo en qué parte del mundo nacimos. La cultura es uno de los sistemas que nos maneja, nos dice qué pensar y cómo pensar.
Podemos ampliar nuestro mundo si nos damos la oportunidad de conocer visiones como las de Oriente y Occidente. Estas son algunas diferencias en su manera de interpretar:
1. Tiempo cíclico
En Occidente miramos el tiempo como algo lineal, partimos de la base de realidades fijas, el futuro es una meta lejana que alcanzar y vemos el cambio como lento y difícil, a veces imposible. En cambio, en Oriente se observa el tiempo como cíclico, esto permite creer que se puede cambiar y que la vida está en constante transformación.
2. Sabiduría
Los occidentales somos hijos del razonamiento, las ciencias. Podemos observar cómo a lo largo de la historia han prevaleciendo distintas corrientes filosóficas. En Oriente, no se le da tanta importancia a la filosofía sino a la sabiduría. Para el sabio lo importante no es razonar sino aclarar y dar espacio para la apertura, la vivencia y la disponibilidad.
3. La naturaleza es el centro
Desde la antigua Grecia la cultura occidental está centrada en el hombre. Los griegos adoraban el cuerpo exaltando su belleza y perfección. En la Biblia aparece como el rey de la creación.
En Oriente el hombre forma parte de la naturaleza, junto a animales y plantas. Se desdibuja la figura humana y aparecen más detalles de la naturaleza y la integración entre los seres vivos.
4. Cultura del silencio
Para los orientales, lo que no se dice, es más importante que lo que se dice, incluyendo los gestos de las manos, la postura y el tono de voz, la respiración, el caminar (se les considera que traen un contenido más rico que la palabra).
Nuestra educación occidental nos ha acostumbrado a comunicar desde la introducción, aquello de lo que hablaremos, y luego traerlo en las conclusiones, valoramos la claridad y lo conciso.
5. Integración
Los occidentales privilegiamos el pensamiento racional, la capacidad de análisis y de abstracción; esto nos conduce a considerar términos opuestos como: si/no, bien/mal, verdadero/falso, útil/inútil. En Oriente vemos que los opuestos son un complemento, no existe el uno sin el otro y por ello se valoran ambos. Lo observamos por ejemplo en la figura del Tai Chi representando la mitad clara (yang) el principio masculino y una mitad oscura ( yin ), el principio femenino.
Con esto no tratamos de juzgar si una cultura es superior a la otra. La única pretensión de este artículo es demostrar que nuestra forma de pensar no es la única válida en el mundo y que en la medida que nos abramos a la multiculturalidad podremos enriquecer nuestras visiones y nuestra manera de relacionarnos con el mundo y con el otro.
En Team Power, junto con Jean François Cousin, hemos desarrollado un novedoso y ambicioso programa que lleva por nombre Un viaje a través del arte del coaching y el liderazgo en el cual acompañamos a coaches y líderes de todo el mundo para que desarrollen su poder personal y su artista interior. Uno de los temas que tratamos es justamente cómo aprovechar la sabiduría de Oriente y Occidente.
Este programa de seis meses se dicta en español, inglés y chino y es un viaje no sólo de reinvención sino una manera de que conviertas tu esfuerzo en prosperidad.
No pierdas la oportunidad de reinventarte. ¡Pronto comenzará un nuevo curso!