Cuando le preguntas a alguien por qué quiere ser coach, la respuesta que más se repite es: “porque quiero ayudar a la gente”.
Hace 20 años, cuando yo comencé en este camino pensaba lo mismo. Hoy sé que mi labor no consiste en ayudar a otro desde la omnipotencia (creyendo que puedo darle algo que le falta), sino desde la convicción de acompañarlo a que descubra y fortalezca su poder personal. Así, esta persona podrá visualizar futuros distintos, más ricos y plenos en su propio y personalísimo contexto.
Implicaciones de ser coach
Tener vocación de coach implica dos componentes. Uno es la convicción de que lo que hacemos está alineado a nuestros ideales, a nuestra razón de existir, tiene un significado para nosotros.
El segundo componente es el compromiso de dónde sale la motivación y energía para seguir trabajando por aquello que es importante para nosotros. Es decir que no sólo porque lo pensamos podemos conseguirlo, como lo sugiere la “ley de la atracción”. Hay que actuar en consecuencia para impulsar el ideal.
En el mundo del coaching encontramos diferentes combinaciones del significado y el compromiso:
• Los que tienen el sueño de ayudar a otros y buscan a toda costa resolver problemas.
• Aquellos que actúan buscando el resultado, pero están desconectados de un ideal.
• Personas que tienen vocación de que el otro descubra su poder personal y están comprometidas con acompañarlos en ese proceso.
El enfoque del verdadero coach
Al tiempo que el coaching ha ido cobrando importancia y el mercado se ha expandido, han proliferado “modelos” de coaching que ofrecen herramientas y métodos (muchas veces como recetas) para guiar la conversación y “ayudar” al cliente a resolver sus problemas rápida y fácilmente. Algunos de estas herramientas, como la programación neurolingüística, modelo cognitivo, modelo coercitivo, son usadas como única base, por quienes “hacen coaching” transaccional u horizontal. El objetivo de estos «coaches» es ayudar a la persona a encontrar el resultado o la respuesta lo antes posible.
Quien tiene vocación de coach, va un poco más allá, no está enfocado en resolver problemas y lograr resultados. Su objetivo tiene un significado más profundo, está relacionado con su razón de existir. Su forma de hacer coaching es vertical, no se queda en la superficie, tiene un enfoque transformacional. Pretende impulsar el máximo desarrollo de la persona, generando cambios en su manera de observar el mundo y de relacionarse desde su poder personal con compromiso y responsabilidad con él mismo y con otros, para desde este lugar lograr los resultados.
Aquel que tiene vocación reconoce que el coaching es una estrategia de aprendizaje poderosísima para lograr cambios cognitivos y emocionales, que expandan la capacidad de acción y la relación con el futuro de su cliente y para ello “usa algunas herramientas”, pero no pierde el foco de lo que realmente lo mueve: acompañar a otros en un proceso de descubrimiento que es totalmente personalizado y adaptado al ritmo que marca cada cliente, no busca resolver el problema en el menor tiempo posible, sino que los resultados sean consecuencia del trabajo y la nueva visión de su cliente.
¿Qué representa el coaching para ti?
Si quieres convertirte en coach, te invito a que reflexiones y que contestes que sería para ti el coaching:
Un empleo: Una manera de obtener ingresos.
Una carrera: El objetivo es avanzar asistiendo a diferentes certificaciones y cursos, buscando ascender en la carrera hacia la obtención de logros esperados. Tu motivación es obtener las máximas credenciales y el reconocimiento del gremio.
Una vocación: Es una pasión y un privilegio, la motivación es el trabajo mismo y la expectativa es hacer realidad tu misión.
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